sábado, 31 de diciembre de 2011

Vacunación infantil

 Desde que nacemos nos bombardean con vacunas para todo tipo de enfermedades. Nuestras engañadas madres a su vez lo permiten por un miedo infundado por medicos corruptos que reciben lujosos regalos por parte de las mafias farmacéuticas. Con el temor que sus hijos puedan morir por esta o aquella enfermedad crean en estas madres un impulso de protección que tiene como consecuencia la vacunación de tantas vacunas como su bolsillo le permita. Solo así son capaces de tranquilizar ese miedo, de sentir que ahora sus hijos sí son inmunes y de que ninguna enfermedad se apoderará de ellos. Pero nadie les ha contado la otra parte...


En la página http://www.mundovegetariano.com que a su vez ha cogido la fuente de Revista Biocultura nº1 viene el siguiente documento:

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 VACUNAS: ¡NUESTROS HIJOS EN PELIGRO!
Vacunar a un bebé o a un niño de corta edad, es un acto en el que se debería contar con
la libre elección de los padres, puesto que a nosotros corresponde principalmente la
responsabilidad de la salud de nuestros hijos. Pero, para que ello sea posible hace falta
que la información acerca de las vacunas nos llegue completa. Y eso no es así.
Las grandes empresas farmacéuticas tienen enorme interés en la generalización
indiscriminada de las campañas de vacunación y no apoyan ni financian investigaciones
que no refuercen sus interes: vender cuantas más dosis mejor. Este hecho influye
indudablemente en la claridad e imparcialidad de la información que se difunde sobre
las vacunas.
Sin embargo, la realidad es que las vacunas no son obligatorias, tal como nos quieren
inculcar con las incisivas y bien instrumentadas campañas de vacunación. Y es falso que
la práctica de las vacunaciones masivas y sistemáticas a la población infantil esté exenta
de efectos secundarios o que éstos sean insignificantes.
Por el contrario, pueden ser una fuente importante de enfermedad, como lo demuestran
las observaciones clínicas. Sin embargo, y a pesar de que con la entrada de las vacunas
combinadas, conjugadas y de ingeniería genética, se están incrementando los efectos
secundarios de las vacunas, estos siguen pasando desapercibidos.
Esta situación se debe, en gran parte, porque los profesionales sanitarios, que deberían
declarar los efectos post-vacunales, no relacionan éstos con las vacunas. O, lo que es
peor, porque los Servicios de Farmacovigilancia (creados para registrar y controlar los
efectos adversos de los medicamentos) reciben fuertes presiones por parte de la
industria farmacológica para no registrar la morbilidad post-vacunal, es decir, el número
de personas que enferman debido a las vacunas.
También es falsa la idea que se nos ha inculcado que, ha sido gracias a las vacunas, que
la humanidad se ha liberado de algunas enfermedades infecciosas. Históricamente se
puede comprobar como, en general, las vacunas se han ido implantando cuando las
enfermedades presentaban ya un claro descenso en la morbilidad y la mortalidad, y
como las modificaciones de las condiciones de vida (potabilidad de las aguas, etc.) han
sido los verdaderos responsables de esos descensos significativos.
Fármacos con efectos secundarios
Un total de 35 dosificaciones se administran a los niños durante los dos primeros años
de vida. Esta excesiva aplicación de vacunas a una edad tan tierna, en la que el sistema
inmunitario aún no se ha formado, puede producir diversos efectos adversos, que en
general se manifiestan entre las primeras horas y los 24 meses, pero que pueden
aparecer más tarde, a medio o largo plazo.
A veces las consecuencias derivadas de las vacunas son más graves que la propia
vacuna. Existe bibliografía sobre efectos post-vacunales neurológicos, renales,
hematológicos, cutáneos, alérgicos, reumáticos e infecciones.Cuatro de las enfermedades contra las que habitualmente se vacuna a los niños -
sarampión, paperas, rubeola y tosferina- se han considerado durante muchas
generaciones como afeccciones infantiles que resultan saludables para el desarrollo del
niño y para la maduración de su sistema inmunitario, confiriéndole una inmunidad
permanente que no se consigue con las vacunas, por lo que hay que ir revacunándose
periódicamente.
La poliomielitis, el tétanos y la difteria, a pesar de estar clasificadas como graves, el que
aparezcan o no complicaciones depende en gran medida del estado inmunitario del
individuo, lo cual está relacionado con el tipo de alimentación, el consumo de
medicamentos, etc. Por ejemplo, suprimir los mecanismos naturales terapéuticos de la
fiebre y la inflamación mediante el uso sistemático de antitérmicos, puede aumentar el
riesgo de aparición de estas enfermedades y de sus complicaciones.
Hay, por otra parte, muchas cuestiones del calendario vacunal que se deberían revisar.
Por poner un ejemplo, las vacunas combinadas, como la Triple Vírica o la DTP-Polio,
presentan muchas dudas. En el caso de que aparezcan simultáneamente dos
enfermedades, el organismo humano tiene la capacidad de posponer una de las dos. Sin
embargo, este mecanismo que da anulado cuando se inoculan distintas vacunas a la vez.
Es asombroso que las autoridades sanitarias defiendan con absoluta seguridad que las
vacunas combinadas no conllevan ningún riesgo.
Inmunidad natural, mejor que vacunas
En lugar de incrementar el número de vacunaciones, objetivo de la industria
farmacéutica y de las autoridades sanitarias, se deberían impulsar iniciativas para
empezar a simplificar cuanto antes el calendario vacunal, como no introducir las nuevas
vacunas previstas, suprimir las combinadas en las que se administran hasta cinco
vacunas a la vez y eliminar la de la gripe.
Esta, además de estar entre las vacunas ineficaces (las que no inducen respuesta
inmunitaria suficiente en el 50% de las personas vacunadas), los efectos secundarios
que implica la hacen insostenible.
En resumen, es evidente que una auténtica prevención no puede consistir en desarrollar
nuevas vacunas para cada enfermedad infecciosa, sino potenciar los mecanismos de
autorregulación de la inmunidad natural (p. ej. la lactancia materna, los alimentos
biológicos...) y eliminar los agentes susceptibles de debilitar el sistema inmunitario,
entre los que se encuentran, no hay que olvidarlo, las propias vacunas.
Para más información:
Liga para la Libertad de Vacunación. Tel. 93/426 65 59
Grupo Médico de Reflexión sobre las Vacunas. Tel. 972/20 28 03 y 93/318 30 50
Fuente: Revista Biocultura nº1
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En estos videos viene un documental que se extiende aún más:

Parte 1


Parte 2


Parte 3

Parte 4

Parte 5

Parte 6

Parte 7

Parte 8

Parte 9

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 Para finalizar ahí va otro vídeo:


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Ahora que teneis información ustedes decidid que hacer a partir de ahora....

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